Lección 3: Costumbres que no nos dejan crecer
Durante el día a día de nuestras vidas encontramos personas o grupos que nos quieren indicar qué y cómo hacer las cosas, nos recetan manuales de prosperidad, vestimentas de etiqueta, te recitan las típicas frases académicas sobre el éxito: “Saca tu maestría, nunca dejes de estudiar, ve por un doctorado”, etc. -lo que no esta mal en un principio-. Lo que he concluido es que hemos generado estos clichés para maquillar nuestro fracaso o éxito-eso si esta malo-. Si uno ve algo en la vida, es que las personas se engañan muchísimo así mismas, “yo soy cien por ciento feliz, no necesito a nadie”- y están desesperadas por compañía-, no se animan a decirle a la persona que les gusta sus sentimientos, se mueren lentamente en el silencio, de lo que pudo haber sido y nunca fue, tenemos una terrible costumbre de elegir comer las migajas del piso cuando tenemos el potencial de comer lo que quisiéramos, en el momento que lo deseáramos si tan solo tuviéramos la confianza de creer, “yo soy feliz con mi trabajo, hago lo que me hace feliz”- y se mueren por la rutina y monotonía de la vida-, hemos inventado tantas caretas como personas en el mundo hay, hemos creado miles de protocolos para sentir que somos felices y que hacemos lo que nos gusta cuando en el fondo no lo es –he insistimos en mentirnos a nosotros mismos-. Si algo veo de los “grandes” de la vida es que son personas que se han decidió a hacer lo que quieren hacer, han encontrado algo que realmente aman (no que les gusta) y se han abocado a realizarlo, son personas que se han dejado de las excusas, de los miedos, de las mentiras y se han visto así mismas como son-GRANDES-, se han apreciado y se han puesto a soñar, planear y actuar. Son personas que han amado y perdido pero la han luchado, son personas que se han equivocado, fracasado con sus empresas, endeudado con tarjetas de crédito, que han llorado, que se han caído, pero se han levantado, son personas con o sin títulos que entienden que eso es-el titulo- es un pedazo de papel mal amansado sino se aplican los conocimientos, son personas que han decidido pagar el precio por lo que creen y piensan que es lo mejor -aunque puedan estar equivocados-. La vida es muy corta para esconder el amor de tu vida, la vida es muy corta para vivir la vida de tus padres, de tus amigos, del sistema, la vida es demasiado corta para vivirla en función de los demás. Otra faceta humana que tenemos y que sinceramente vomito y la veo en todos nosotros, es la de compararnos siempre para abajo, nos encanta vernos y decir: “uy estoy mucho mejor que Mario”-a él si que le va mal-, tenemos una odiosa tendencia a hacer leña del árbol caído, a juzgarnos viendo a los demás y lo peor del asunto a sentirnos satisfechos por ser el “menos malo”, para mi un fracasado es quien no dio su 100% de rendimiento o quien intento al menos morir en el intento, nuestro “sparring” debe ser nuestro espejo o la búsqueda de ejemplos que notablemente estén más arriba que nosotros y mirarlos sin nuestros complejos o excusas “claro Ale llego tan lejos porque la familia tiene plata”, no podemos seguir siendo así, y si así te gusta vivir, sigue por ese camino que de maseta en un corredor nunca vas a pasar. Debemos dejar de ver los defectos de los demás y trabajar los nuestros, debemos dejar de ser puñales, abrazar y aceptar lo que es nuestro. El éxito- según Murillo- tampoco es el dinero, pues no lo es, no son los ahorros o el estado de cuenta, el éxito no es un destino final, sino un camino que se emprende, el éxito no es el: “¿Qué dirán?” sino seguir esa voz en nuestra mente que nos exige y nos demanda seguir adelante, el éxito no es decir se puede, sino hacer que se pueda, el éxito no es lo que se mira sino lo que se tiene por dentro, el éxito es ser tu mismo aceptándote, levantándote todos los días con una sonrisa, disfrutando lo que haces, amando intensamente, viviendo sin complejos y con una sonrisa.